viernes, 1 de febrero de 2008

EL RINCÓN DE LA ESCRITURA


El crimen perfecto o los subjuntivos


"¡Ya estoy harta de estos subjuntivos!", exclamó Renate después de las clases de español.
"¡Yo tampoco los soporto!", añadió Márgaret. "¡Esto no puede continuar más!", apoyé yo.
Alexandra dijo que teníamos que encontrar un remedio para acabar con todo esto de una vez y para siempre
"Pues, mirad, yo sé lo que tenemos que hacer", entró en la conversación Xu; "Se sabe que cualquier alergia puede provocar un final letal y nuestra profesora tiene una alergia cuando en las redacciones hay muchos errores. Así nosotras podemos formar un grupo con el objetivo de matar a la profesora".
Al día siguiente, éramos pocos en clase y la profesora empezó a corregir nuestras redacciones. Se acercó a Renate, después de leer su redacción, se puso palidísima. Luego empezó a comprobar la redacción de Margaret y sus manos comenzaron a temblar. Con los ojos fuera de las órbitas comprobó la redacción de Alexandra. Al final, después de mi redacción, empezó a ahogarse y, de repente, cayó muerta.
Cuando vinieron la policía y los médicos y revisaron el cadáver, constataron una muerte de infarto. Este fue un crimen perfecto sin pistola ni cuchillo, sin culpables ni sospechosos, no hacía falta esconder el cadáver. Nosotras todas éramos las asesinas pero nadie podría sospechar de nosotras.
Pero, ¡a profesora muerta, profesora viva! Y qué desilusión sufrimos, cuando a la clase siguiente vino otra profesora y sus primeras palabras fueron: "pues, ahora, vamos a repasar los subjuntivos".



Farida Chananova, 2º Intermedio

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